La derrota nos hace ser fuertes y nos enseña a aprender a encajar los golpes (Aficionada anónima ;))
Hay días que comienzan como los demás. Te levantas, subes la persiana de tu habitación para ver qué día hace… Pero parece que hay días concretos en los que las estrellas se han alineado en nuestra contra y todo sale del revés. El domingo fue uno de esos días. Cuento por qué.
Comenzaba un partido importante, pues era un rival casi, casi directo. El partido comenzó y pronto vimos por qué. Jugaban muy directos, con pases precisos y muy al ataque. El problema principal fue que la naranja mecánica salió sin engrasar. Los pases no llegaban a su destino, los goles no entraban entre los tres palos, los rivales nos ganaban la posición… no había manera de hacer nada a derechas.
Entre tanto intento por salir adelante, un despiste hizo que el equipo rival fuera el primero en marcar tras un tiro cruzado.
A pesar de todo, nuestros naranjitos siguieron dándolo todo mientras la afición animaba como si nada hubiera sucedido. Y tanto fue así, que nuestro pichichi, Ferry, se encargó de ir al descanso con el marcador empatado a uno con una de sus faltas imparables. Un disparo fuerte y duro, hizo que ni barrera ni portero pudieran desviarlo, entrando en la portería rival.
La segunda parte empezó con más ganas que nunca. El equipo quería corregir los errores de la primera parte, pero “los Cañetes” ya nos habían cogido el punto débil. Fue entonces cuando desde un tiro de falta al borde del área (más que fue dudosa) marcaron el segundo tanto. La afición seguía aplaudiendo y animando intentando transmitir energía al equipo (porque no les dejaban salir al campo, que si no… ¡¡ahí que se ponían a jugar!!) Pero el final del partido estaba cerca. El tic-tac del reloj nos encorría por el campo, y los nervios que salieron a jugar como uno más, no colaboraron. Entre pases y corre que te pillo, el árbitro pitó el final del partido.
Fue un partido difícil, en los que entras en un bucle que es difícil salir, pero de los errores se aprende. Y las derrotas no nos hieren sino que nos hacen más fuertes. Así que, que se preparen el resto de los equipos porque tanto los jugadores como la afición están ¡más A TOPE que nunca!
Pd.: Agradecer a la aficionada anónima que nos ha pasado la crónica. Perfecta, así da gusto. ¡Cómo no vamos a querer a nuestra afición con cosas como esta!
(Entrada correspondiente al partido de la jornada 05 contra el Pescados Cañete).
Hay días que comienzan como los demás. Te levantas, subes la persiana de tu habitación para ver qué día hace… Pero parece que hay días concretos en los que las estrellas se han alineado en nuestra contra y todo sale del revés. El domingo fue uno de esos días. Cuento por qué.
Comenzaba un partido importante, pues era un rival casi, casi directo. El partido comenzó y pronto vimos por qué. Jugaban muy directos, con pases precisos y muy al ataque. El problema principal fue que la naranja mecánica salió sin engrasar. Los pases no llegaban a su destino, los goles no entraban entre los tres palos, los rivales nos ganaban la posición… no había manera de hacer nada a derechas.
Entre tanto intento por salir adelante, un despiste hizo que el equipo rival fuera el primero en marcar tras un tiro cruzado.
A pesar de todo, nuestros naranjitos siguieron dándolo todo mientras la afición animaba como si nada hubiera sucedido. Y tanto fue así, que nuestro pichichi, Ferry, se encargó de ir al descanso con el marcador empatado a uno con una de sus faltas imparables. Un disparo fuerte y duro, hizo que ni barrera ni portero pudieran desviarlo, entrando en la portería rival.
La segunda parte empezó con más ganas que nunca. El equipo quería corregir los errores de la primera parte, pero “los Cañetes” ya nos habían cogido el punto débil. Fue entonces cuando desde un tiro de falta al borde del área (más que fue dudosa) marcaron el segundo tanto. La afición seguía aplaudiendo y animando intentando transmitir energía al equipo (porque no les dejaban salir al campo, que si no… ¡¡ahí que se ponían a jugar!!) Pero el final del partido estaba cerca. El tic-tac del reloj nos encorría por el campo, y los nervios que salieron a jugar como uno más, no colaboraron. Entre pases y corre que te pillo, el árbitro pitó el final del partido.
Fue un partido difícil, en los que entras en un bucle que es difícil salir, pero de los errores se aprende. Y las derrotas no nos hieren sino que nos hacen más fuertes. Así que, que se preparen el resto de los equipos porque tanto los jugadores como la afición están ¡más A TOPE que nunca!
Pd.: Agradecer a la aficionada anónima que nos ha pasado la crónica. Perfecta, así da gusto. ¡Cómo no vamos a querer a nuestra afición con cosas como esta!
(Entrada correspondiente al partido de la jornada 05 contra el Pescados Cañete).